Esta colegiata fue fundada por la condesa de Castilla María Elvira, mujer del conde Rodrigo Guntis y sobrina de Fernando I, que en ella fue enterrada.
Por ello fue patronato real hasta 1123 en que Alfonso VII la entregó a los obispos palentinos.
La iglesia se halla completa y exenta en unos prados verdes al sur del caserío, donde aún pasta el ganado, en un nivel algo inferior al de la carretera, lo que favorece su contemplación.
El exterior es un conjunto muy armonioso, de volúmenes bien definidos: lo más fotogénico del aspecto exterior es su fachada occidental, con una bella espadaña del románico español, siendo su elemento más emblemático.
Planta de cruz latina con cabecera triabsidal escalonada, una sola nave corta y crucero muy saliente, formada por la intersección de la nave central y el transepto.