Se atribuye su descubrimiento como producto alimenticio al cocinero vasco Juan José Santos.
Esta operación debe hacerse al menos dos veces para que salga toda la gelatina y la salsa se espese.
Suele servirse caliente en la misma cazuela de barro.
Al pil pil se pone a pochar las cocochas del bacalao en aceite de oliva hasta que suelte la gelatina y se mueve la cazuela para lograr una emulsión.
No debe de freír y la emulsión se hace con la salsa templada.