Club Deportivo y Social Guaymallén

El Sportivo Rodeo de la Cruz abrió sus ojos al destello del deporte, ya poseía fundación formal y autoridades.

Eligió los colores para sus casacas, arrendó un campo de juego precario en terrenos lindantes con el ferrocarril, ubicado en el km 11 y comenzó a sesionar en forma itinerante en distintos locales aledaños.

El empuje de sus fundadores alcanzó para poner en marcha la nueva entidad y es conveniente detenerse aquí para observarlos un poco más de cerca y entender la composición social del grupo inicial.

La identidad derivó en una fuerte pertenencia al barrio/pueblo y esta afiliación barrial también se tradujo en otras expresiones de asociación civil.

Así nacieron gradualmente cooperadoras escolares o parroquiales, sociedades de fomento, etc.

El hecho no es menor, ya que la apertura hacia este deporte le otorgó otra fuente de arraigo con significación propia.

El desplazamiento giró con destino a un segmento de la sociedad que el box representaba puntualmente.

En el tricolor de Rodeo una vez alcanzada la 1º división en LMF (que por entonces significaba integrar el mapa deportivo) planteó distintas estrategias.

Rodeo de la Cruz estrechó filas e inició un proceso que lo condujo a producir actos de impacto puntual, como componer la marcha del club u oficializar la carrera ciclística “Doble Rivadavia”.

Cuando arribaron los años `40 y `50 con sus aires populistas, los clubes, engrosados por las urbanizadas clases medias se convertirían en centro de sociabilidad por excelencia.

En efecto, en marzo de 1942 la Asamblea Extraordinaria convocada oportunamente, decidió que el club ya había alcanzado la madures necesaria como para asumir la representatividad plena del departamento y adoptó el nombre de Club Deportivo y Social Guaymallén.

Esta alteralidad la halló en dos entidades con residencia en Guaymallén: Atlético Argentino y Leonardo Murialdo.

Mientras que con el primero la confrontación se planteó en el campo de la asimetría, en donde el club grande y pudiente ocupaba un lugar en el departamento; L. Murialdo representaba la dicotomía departamental centro- periferia.

Los esfuerzos por crecer y competir chocaron en estas dos décadas con el carácter que adquirió el deporte por estos años.

Año tras año se mantuvo este debate, sin embargo dirigentes y simpatizantes decidieron mantener al fútbol (en definitiva, su deporte fundacional), cómo elemento indisoluble de las aspiraciones de crecimiento.

Quienes estuvieron más preparados pudieron desarrollarse en las décadas siguientes, y para que ello sucediera tuvieron que llegar con dos condiciones aprehendidas: sus cuentas equilibradas y no renegar de su deporte de punta, en nuestro caso, el fútbol.

Guaymallén adhirió a este segundo grupo, pero de acuerdo con la filosofía instaurada en los años precedentes, resolvió hacerlo manteniendo al fútbol en el mejor nivel de competencia al que pudiese acceder.

En el plano futbolístico Guaymallén se alejó definitivamente de los altibajos (fue un club con fútbol, pero el fútbol no fue una disciplina más) y comenzó a frecuentar con regularidad los primeros puestos, mientras los deportes de nueva constitución ganaban terreno en sus competencias.

El fútbol había aportado el primer gran logro y las repetidas buenas temporadas lo fueron depositando año tras otro en competencias de categoría nacional.

Fuente legítima para formar jóvenes a través de los valores del deporte.

Al mismo tiempo, los reconocimientos alcanzaron a los propios protagonistas de estos logros, recibiendo nuestros deportistas nominaciones y distinciones tan importantes como las que otorga anualmente el Círculo de Periodistas Deportivos.

3° Fase Eliminatoria: se enfrentó contra Deportivo Maipú (Mendoza) y ganó 1-0, con gol de Martiní.