Sin embargo, se alejó de esa corriente reivindicando sus influencias renacentistas.
No es muy conocido, ya que nunca persiguió la gloria.
Pintaba como afición cuadros en los que el anticlericalismo y el antimilitarismo se repiten con frecuencia.
Había sufrido un gran trauma durante la Primera Guerra Mundial.
Se autodefinía como anarquista, y su obra debe mucho a la cultura de masas y al kitsch.