Cloudina, de finales del Ediacárico, es probablemente el primer metazoo conocido con un esqueleto externo.
Cloudina, al igual que Sabellitides, posee una morfología similar a los pogonóforos.
Aunque no está claro de si es el primer metazoo, es el primero conocido que adquirió un esqueleto mineral.
Se asocian a zonas de fuentes hidrotermales, en las que las cadenas tróficas son mantenidas por quimioautotrofos.
Los metazoos viven en muy bajas concentraciones de oxígeno realizando un metabolismo basado en sus relaciones simbióticas con bacterias quimioautótrofas.