Reunió militantes del Sinn Féin disconformes con el uso de la violencia, otros desilusionados con el Fianna Fáil, que ha había fusilado militantes del IRA durante la Segunda Guerra Mundial, y críticos con la política social de los viejos nacionalistas.
El hecho de pactar con el Fine Gael fue rechazado por muchos militantes, y a la larga la decisión debilitó al partido.
Inició también una campaña antipartición que no tuvo ningún eco en el gobierno unionista de Irlanda del Norte, por lo que se opuso a la entrada de Irlanda en la OTAN porque suponía reconocerla.
Al mismo tiempo, aunque aceptaron la Constitución de 1937 y trabajar en la legalidad en la República, mantuvieron la opción armada en Irlanda del Norte.
Poco después, MacBride perdió su escaño en el Dáil, y el partido se desintegró.