Ciudad Jardín (banda)

Poco después se une el bajista Santi Agudo, y Eugenio Haro pasa a la guitarra.

El premio les facilita su segundo contrato discográfico, con la española Fonomusic, que estipula la grabación de cinco LPs.

Según Jesús Ordovás “Su primer álbum apareció en 1985 en un pequeño sello discográfico sin recursos suficientes para promocionar una banda de estas características, fronteriza, mestiza y a contracorriente.”[7]​ Se trataba del álbum Falso (1985), con el que obtienen buenas críticas en la prensa especializada seria.

De nuevo, en la compañía y las radiofórmulas “desperdiciaron todos los hallazgos que el disco contenía.

Estos dos músicos, antiguos miembros de Objetivo Birmania (banda), pronto constituirán con Rodrigo el trío que grabará los seis discos siguientes y formará Ciudad Jardín durante una década.

Para la crítica especializada, el disco consolida al grupo: “Ciudad Jardín es sin duda una de las mejores formaciones que han aparecido en la última década en este país” “(…)revolucionó las estructuras musicales que hasta el momento se practicaban por aquí”.

Sus conciertos del año 1988 están entre lo mejor de ese año según la redacción de Rockdelux[17]​ Como cuarto LP completo publican Poo-len (1989), el primero compuesto, arreglado y producido por el trío Rodrigo Lorenzo, Paco Musulén y Luis Elices.

La crítica destaca que el disco contiene “la impagable Un meñique (…) con un delicado riff de guitarra”.

“Una suerte de Style Council madrileños” (…) “Su música siempre destilaba swing por todas partes, con claras referencias al soul y los sonidos tropicales.

Las recientes incorporaciones de Paco Musulén y Luis Elices han aportado al grupo mayor capacidad creativa (…)” “También ha ganado el grupo en cuanto a calidad interpretativa.” Las versiones “de sus temas punteros resultaron matizadas y excelentes, lo que satisfizo a sus incondicionales”.

[20]​ De Poo-len se extraen los sencillos Óyeme, papel, Toda su vida dedicada a los demás y ¿Cuánta fruta?

Su quinto LP, Primero así, y luego más (1990) será el de mayor éxito.

(…) Un estilo propio, cada vez más definido y que funde con intensidad algunas de las tendencias imperantes en el pop actual.

El primer fruto de esta prórroga será ya su sexto álbum, Atún y algas (1991).

Rodrigo, Luis y Paco vuelven a contar con importantes colaboradores, algunos ya habituales (Bob Painter, Miguel Morant, Candi Avello, Paco Bastante, Carlos Hens) y otros más recientes (Óscar Quesada, Gino Pavone).

El disco es, según la crítica: “La definitiva maduración del universo sonoro de Ciudad Jardín”.

[30]​ “(…) son de los pocos – poquísimos – que merecen ser tratados como creadores en el paupérrimo panorama del pop nacional”.

[36]​ Para Carlos Tena, son “(…) canciones redondas, dotadas de ese aire bailón, que no fácil, y que borda el líder con una sensualidad cercana a la de los artistas del soul latino (…)”.

(…) En CJ se apuesta por la sutilidad, (…) con elegancia exquisita”, “fetichismo”, “exhibicionismo”, “pasión compartida bajo un mismo techo”, “zonas erógenas”.

[42]​ La mayor trascendencia de sus discos se corresponde con comentarios a sus conciertos en la prensa diaria nacional y local.

[45]​ En diciembre deciden presentar el disco tocando en Barcelona, por segunda vez en diez años, asumiendo ellos mismos los costes, ya que su compañía no lo hace.

“Hay dubeante reggae, techno-funky, hits potenciales – La tuba en el tubo-, un experimento instrumental al estilo Japan, sendas y particulares versiones del Summertime y del I Heard it through the grapevine (…) e incluso un delirio etno-muslim”[51]​ Su prestigio y repertorio les proporciona su primer contrato con una gran compañía, la antigua Hispavox, ya absorbida por EMI.

“(…) siguen encontrándose grandes canciones como el single Fatalidad o la envolvente Duna móvil”[51]​ Para Castellón Diario, “(…) un inequívoco paso adelante y una evidente profundización musical con letras aún más trabajadas y ritmos más complejos no exentos de comercialidad.”[59]​ Para El Gran Musical, “(…) ingenio, músicos muy buenos, diez años de vida y diez canciones llenas de peculiaridades”.

El festival contó con la colaboración de varios artistas: Gran Wyoming, Antonio Vega, Secretos, Rosendo, etc.[69]​ Casi a la vez que la nueva discográfica publica Ojos más que ojos, la anterior saca el recopilatorio The best (1993).

[79]​ Para O Correo Galego, “(…) una interesante e coherente carreira, forxando un estilo moi especial” ("Un ainteresante carrera, forjando un estilo muy especial")[80]​ Según El Correo Gallego, “sensualidad e intimismo” y unas “canciones directas que invitan al baile”[81]​ Según La Guía del Ocio, reseñando el disco, “Siguen facturando excelentes discos”.

[85]​ Para Guía de Madrid, “Buenas melodías, ritmos variados, música pegadiza y canciones bailables”.

[86]​ Para Metrópoli, “Este nuevo laberinto de ritmos, emociones y placeres delicados a lo mejor no tiene citas líricas tan surrealistas como en Ojos más que ojos pero las verdades más directas resuenan con un encanto especial en la voz de Rodrigo X. Lorenzo”[87]​ Según El País de las Tentaciones, reseñando el disco, “El pescador (..) se llama Ciudad Jardín.

[93]​ Según Diario Córdoba, “Sigue la línea habitual de la banda, pero con mucha más potencia y energía: Míreme, Miss.

(…) temas bailables con excitantes estribillos, como Mieeente o Haría lo que fuera por ti, (…) baladas convincentes como Sólo una voz” y (…) un verdadero clásico de nuestro pop, Era fácil para ti, un tiempo medio que arde y confiesa debilidades”.

Su single Mieeente es incluido en la banda sonora de la película Dile a Laura que la quiero (1995), dirigida por José Miguel Juárez y protagonizada por Jorge Perugorría.