Constituye un notable ejemplo de poblado fortificado del noroeste peninsular.
Posición estratégica privilegiada, permitía dominar el estuario y la desembocadura del río Limia y, al mismo tiempo, la costa del Atlántico.
Las primeras excavaciones datan de 1876, pero el conjunto arqueológico actualmente visible se debe a los trabajos realizados en 1902 por Albano Belino.
Las construcciones son de planta circular o rectangular, orientadas generalmente hacia el suroeste-sureste, conforme a la inclinación del terreno.
Se han encontrado también objetos de cerámica y orfebrería, así como una moneda de plata con la efigie del emperador Augusto, que testimonian la influencia romana en la última etapa de ocupación del castro.