El término se deriva del griego cisto (bolsa), en este caso refiriéndose a la vejiga; y scopein, que significa observar.
El nombre completo es uretrocistoscopia, pues al realizar este procedimiento se examina primero la uretra y posteriormente la vejiga.
Esta práctica puede proporcionar un beneficio adicional al evitar que ocurra una infección accidental durante el procedimiento.
[3] Sin embargo, los antibióticos pueden tener poco o ningún efecto solo sobre el riesgo de infecciones graves que circulan por el torrente sanguíneo.
Los procedimientos que utilizan instrumentación rígida a menudo resultan en incontinencia urinaria y fugas de causa idiopática.