Tales cigarros son empacados normalmente con una mínima carga química explosiva cerca del extremo de encendido o con un dispositivo no químico que rasga el cigarro cuando se expone al calor.Sin embargo, el alto riesgo de heridas accidentales debido a su uso causó una declinación en su fabricación y venta.Aunque de manera más rara que los cigarros utilizados para bromas, se ha hablado sobre cigarros explosivos usados como medios para asesinar o intentar asesinar objetivos en la vida real, y están bien representados como un dispositivo de conspiración en la ficción.Desde inicios hasta mediados del siglo XX, los cigarros explosivos fueron un dispositivo popular para bromas, frecuentemente publicitados y mencionados en periódicos de le época.El más grande fabricante y proveedor de cigarros explosivos en Estados Unidos durante mediados del siglo XX fue la S. S. Adams Company que, de acuerdo con The Saturday Evening Post, hizo más cigarros explosivos y otros artículos novedosos para bromas en 1946 que sus siguientes once competidores combinados.[3] De acuerdo con Adams, el cambio a gran escala a un dispositivo no químico ocurrió aproximadamente en 1915 como consecuencia de una muerte causada por un cigarro explosivo casero al que se le había colocado dinamita.[3] Aunque los cigarros explosivos no eran normalmente llenados con dinamita sino con cápsulas explosivas que utilizaban un material incendiario menos poderoso,[6] después del incidente algunos estados de los Estados Unidos prohibieron completamente el producto.[3][6] Las bromas con cigarros explosivos han causado muchas lesiones a través de su historia.Merrie Melodies y Looney Tunes fue bastante común, a veces acoplada con la explosión resultante en que el actor víctima de la broma apareciera en blackface.[51][nota 3] Según se informa, Ernest Hemingway, urgido por un grupo de periodistas con los que estaba bebiendo en el bar del Palace Hotel en Rapallo, Italia, presentó un cigarro explosivo a uno de los cuatro guardaespaldas del general turco İsmet İnönü.Cuando el cigarro «explotó», los cuatro guardias sacaron sus armas y se dirigieron a Hemingway.