Chulla, palabra derivada del kichwa (quechua) que significa impar.
Hombre originario de Quito, pero reservado para personas notables por su rapidez, picardía, buen humor y elegancia en el vestir.
[2] El chulla fue el "hombre" prototipo de la vieja ciudad indo-hispana de Quito y se caracterizaba por ser original, educado, formal, conversador, tenía fama de bohemio,[3] iconoclasta e incluso carismáticamente se lo consideraba como un frustrado intelectual además contó con el apoyo incondicional del pueblo quiteño.
[4] Según el psiquiatra y genealogista quiteño Fernando Jurado Noboa, fue antihéroe porque no fue divinizado –excepto cuatro o cinco personas, para confirmar la regla- y no se distinguió por sus acciones extraordinarias, sino por su filosofía de existencia, que resumía el sentir de buena parte de una ciudad; fue travieso como un duende, ocultable como el mismo, y mago, por su arte fingido, porque cuando quiso violó la ley natural.
[5] En el caso del chulla quiteño también se aplica a su estado de soltero.