Chocolate santafereño

La versión tradicional bogotana se prepara con agua y/o leche, clavos y canela, siempre con mucha espuma.[1]​ Hoy en día, al chocolate santafereño se le considera patrimonio inmaterial de Bogotá.En la Colombia del siglo XVIII ad portas de la independencia, la población del país estaba conformada por criollos que eran hijos de españoles e indígenas, mezcla que no solo trae consigo una nueva fisonomía, sino que creó nuevas tradiciones como el hábito de tomar chocolate, normalmente espeso y caliente.Don José María Vergara Y Vergara en su libro Las Tres Tazas,[2]​ narra la Bogotá del siglo XVIII en donde se cuenta cuando en 1813 el prócer de Colombia, Antonio Nariño, parte hacia el sur del país y por ese motivo Doña Tadea Lozano organiza una despedida en la que se sirve un chocolate, siendo su preparación todo un rito, en la que a la mezcla de cacao con canela aromática se le agrega vino para humedecer y se pone a reposar en arcones durante 8 años, con el peligro que su añejamiento no sea bueno.Otros salones de onces famosos son "La Florida" y "Salerno", cada uno con sus recetas particulares para la elaboración del chocolate santafereño.
Chocolate santafereño
Casas de onces "La Puerta Falsa