Ambas rocas aparecen conjuntamente en los yacimientos y explotaciones mineras situadas en la cuenca de México.
A principios del siglo XX el geólogo mexicano Ezequiel Ordóñez, en sendas publicaciones conjuntas, describe como la chiluca se encuentra asociada con otra roca gris tufácea conocida como cantera.
La primera se utiliza en edificios de relevancia dadas sus cualidades, dureza y color, aplicándose habitualmente en los basamentos, capiteles, etc.
[4] En el siglo XVIII abundan ejemplos de proyectos arquitectónicos donde se emplean estos materiales.
Algunas de las obras más emblemáticas donde se han empleado estos materiales son: