Como el duelo estaba castigado por la ley austriaca con una pena entre diez y veinte años, Dembowski tuvo que refugiarse en Suiza con su padrino, otro gran duelista, el conde Belgiojoso.
Y aunque el padrino y amigo del difunto, también teniente de húsares, Alessandro de Pertzell, tras recoger el cadáver, le pidió una satisfacción, el duelo no pudo celebrarse por esos motivos y porque si Pertzell hubiese ido a Suiza habría sido declarado desertor.
[2] El tío de Carlo, el general Ludwik Mateusz Dembowski, había perecido en un duelo en Valladolid en 1812.
Su relato se muestra atento al pintoresquismo del país, pero también aparece sensibilidad social a las graves consecuencias que la guerra tuvo para las clases más desfavorecidas, y denuncia la brutalidad y el hambre que padecían; es más, resulta muy objetivo en los juicios que forma sobre los personajes políticos y militares del país.
Su libro fue traducido por primera vez al español en Madrid: Espasa-Calpe, 1931 por Domingo Vaca; en 2008 la editorial Crítica de Barcelona reimprimió esta traducción.