Para tocarlo, el ejecutante puntea las cuerdas utilizando su boca como caja de resonancia.
Es parecido a un arco de cacería, pero con tres cuerdas en lugar de una, como un arpa primitiva, similar a otros instrumentos que se tocan en lejanos países del continente africano.
Podríamos decir que funciona como una guitarra, pero como no tiene una caja de resonancia, entonces un extremo del chapareque se debe colocar en la boca y sostenerlo con una mano, mientras que con la otra se tocan sus cuerdas.
La boca y la cabeza entera del músico serán su caja de resonancia, igual a la que tienen otros instrumentos como la guitarra, la mandolina o el violín.
Pero el aspecto más sorprendente del arco chapareque es que en el ámbito histórico social se le considera como “el eslabón perdido”, entre la música prehispánica y la barroca, porque es un instrumento de cuerda que se afina en cuartas.