Este, elevándose en el aire con unas alas con ayuda de las ninfas, cuando la tierra firme había sido aplastada por el mar desbordado, escapó del diluvio de Deucalión sin ser aplastado por las aguas».
Cerambo, con la insolencia propia de la juventud, como si hubiera enloquecido por obra de los dioses, no se resolvía a llevarse a la llanura el rebaño desde el Otris, y dirigió a las ninfas palabras torpes y desabridas, tales como que ellas no eran hijas de Zeus, sino que había sido Dino, en unión de Esperqueo, quien las había engendrado; les dijo también que Poseidón, inflamado de deseo por una de ellas, llamada Diopatre, había hecho que sus hermanas echaran raíces, y las había convertido en álamos, hasta que, una vez aplacado su deseo, las había devuelto a su primitiva naturaleza.
Es llamado «buey comedor de troncos» y, entre los tesalios, se le conoce como kerámbyx.
Los niños tratan a este insecto como si fuera un juguete; le cortan la cabeza y la llevan colgada al cuello.
Y esta cabeza con sus cuernos tiene un gran parecido con la lira que se fabrica con el caparazón de la tortuga.