Centro Social Minuesa
decidieron encerrarse en la imprenta para reivindicar sus puestos de trabajo.En la fábrica había numerosas viviendas donde comenzaron a vivir otras personas y, adicionalmente, grupos del movimiento asociativo del barrio empezaron a hacer uso de las instalaciones con un carácter social y autogestionario.[1] Al tiempo la fábrica quebró definitivamente, pero multitud de actividades del centro social continuaron durante varios años.Su desalojo en 1994 fue uno de los más violentos en las casas okupadas madrileñas.Más de cien personas se encerraron en el inmueble y realizaron una resistencia activa mientras hacían sonar canciones reivindicativas por altavoces que daban a la acordonada Ronda de Toledo.