Borssele es la única planta nuclear que sigue funcionando para la producción de electricidad en los Países Bajos.
En 1994 el Parlamento votó su abandono tras una discusión sobre la gestión de los residuos nucleares.
En 2005 la decisión fue revocada y se inició una investigación sobre la expansión del uso de la energía atómica.
En el 2006 el gobierno decidió que Borssele permanecería abierta hasta el 2033, mientras pueda cumplir con normas de seguridad incrementadas.
Los propietarios, Essent y Delta invertirán junto al gobierno 500 millones de euros en energía sostenible, dinero que el gobierno dice que de todos modos deberían haber pagado a los propietarios de las centrales como compensación.