Fue erigida a 180 metros del reactor y luego se ubicó sobre él mediante un sofisticado sistema de rieles.
[4] En 2023 se espera completar la destrucción de la vieja estructura, la tarea más delicada de todo el proyecto pues implica trabajar en el interior del reactor.
Por eso mismo, a Prípiat también se la conocía en la Unión Soviética como «la ciudad del futuro».
La planta fue diseñada y dirigida por Víktor Briujánov, quien por deseo de cumplir con los plazos estimados ordenó una construcción muy rápida y fue el principal acusado del accidente —pese haber abogado por la instalación de reactores de agua a presión[7]—, ya que los reactores presentaban un fallo de diseño que los volvían altamente inestables a baja potencia, como ocurrió en la noche del accidente.
Una tercera etapa que comprendía los reactores 5 y 6 estaba en construcción en el momento del desastre.
El quinto estaba programado para comenzar a funcionar entre octubre y diciembre de 1986.
La turbina y los rotores de generador están montados en el mismo eje.
El generador produce 20 kV 50 Hz de corriente alterna y su estátor es enfriado por agua, mientras que el rotor es enfriado por hidrógeno, fabricado in situ mediante electrólisis.
Sin embargo, estas resultaron ser más sensibles a sus parámetros de funcionamiento, y sus cojinetes experimentaban problemas frecuentes con las vibraciones.
Debido a la política de hermetismo entonces vigente en la Unión Soviética, el grado del accidente no fue hecho público hasta 1985.
El reactor fue reparado y puesto nuevamente en servicio al cabo de unos meses.
[11] Un interruptor defectuoso causó un cortocircuito que incendió el material aislante cercano.
[13] Se consideró reemplazar el rotor averiado con el del turbogenerador 7 del reactor n.º 4, que se encontraba en condiciones óptimas al no haber sido dañado en la explosión de 1986.
Ucrania, incapaz de obtener esa financiación en el escaso tiempo disponible, solicitó ayuda internacional.
Y es que el reactor accidentado aún conserva el 95 % de su material radiactivo original, y la exposición a las duras condiciones meteorológicas de la zona amenazan con nuevas fugas.
Solamente el costo del nuevo sarcófago se estimó en 1500 millones de euros.
[4] En 2023 se espera completar la destrucción de la vieja estructura, la tarea más delicada de todo el proyecto pues implica trabajar en el interior del reactor.
Sin embargo, las autoridades ucranianas informaron que existía el riesgo de una fuga de radiación debido a que el refrigerante del combustible gastado no podía circular correctamente.
[26] BBC News dio informes no confirmados de que algunos estaban siendo tratados en Bielorrusia.