Una parte importante de su obra la dedicó a la investigación de la lengua náhuatl y su influencia en el idioma español que se habla en México.
Vivió en Cuernavaca (Morelos) por muchos años, y en esa ciudad ocupó una magistratura en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos y también fue gobernador interino en la entidad.
Publicó numerosas obras de interés filológico relativas a la toponimia náhuatl y los "aztequismos" (nahuatlismos) que se empleaban en el habla española de México.
Sostuvo que la enseñanza del español mexicano no sería completa sin el conocimiento de las voces indígenas.
[2] El Diccionario de aztequismos que él preparó se convirtió en una obra de referencia para otras generaciones de diccionaristas interesados en las voces indígenas que persisten en el dialecto mexicano del español.