La comunidad sintió que se realizaba en plenitud el ideal misionero del Padre fundador, quien había intuido que él o sus hijos debían misionar "más allá de las fronteras" de su propia patria.Capital Bermúdez, Provincia de Santa Fe, en 1938, trabajando en la Parroquia San Roque desde su nacimiento y fundando el Colegio Cayetano Errico.Fue en Estados Unidos en 1953, donde surgieron varias comunidades sacricordianas que se dedicaron a diversos ministerios apostólicos entre ellos el parroquial.Cuando llegó el doctor, encontró a mi esposo bañado en una fría transpiración y que se retorcía por los atroces dolores que, del estómago, se habían extendido por todo el abdomen, tornándose duro como una madera.El médico, haciéndome notar sus condiciones, me dijo que se trataba de una perforación duodenal.El caso era muy grave debido a que, desde hacía muchos años, sufría del estómago y por consiguiente el médico quiso consultar a un cirujano, que vino pocos minutos después.Entre tanto me aconsejó llamar a mis amigos residentes en Barcellona (Messina), en Casale Monferrato, en Rimini, y en el Seminario Diocesano uno de los más chicos.Hacia las 16.00 horas, acordándome que tenía una reliquia del querido Padre Cayetano Errico (del cual llevó su nombre por voto y protección) después de haberla hecho besar a mi marido, se la puse debajo de la almohada.Internada en el hospital la situación empeoró rápidamente y se extendió a todos los dedos del pie izquierdo.La señora llamó al padre Michele Messaro, misionero de los Sagrados Corazones y su párroco, para pedirle que rece por ella.Fue dada de alta del hospital luego del milagro que maravilló a todos y sobre todo a los médicos que consideraron totalmente inexplicable la curación de la señora Phillis.La imagen tiene dimensiones naturales, y muestra a la Madre dolorosa sentada sobre una piedra, al pie de la cruz donde había estado crucificado su Hijo.Su rostro tiene una belleza indescriptible; se le nota un dolor incomparable, combinado con una calma que sobrecoge.Tiene los ojos fijos en sus manos colocadas ahora sobre las rodillas; las mismas que previamente habían recibido y abrazado al Hijo muerto antes de su sepultura.Después de muchas pruebas e intentos, apenas Errico la vio, exclamó ruborizado: “¡Ésta es...!”.La imagen de la Dolorosa hizo su ingreso en Secondigliano en mayo o setiembre de aquel año, 1835, y la gente del lugar, que acudió masivamente para llevarla en procesión hasta su iglesia, apenas la vio quedó estupefacta.La estatua, encargada al escultor napolitano Gennaro Cerrone, llegó a Buenos Aires en octubre de 1918, y fue bendecida por Mons.Giovanni Beda Cardinale; y al día siguiente, domingo 3, por la tarde, con una solemne procesión, es trasladada hasta ese lugar la imagen de la Virgen Dolorosa.
Imagen de la Virgen Dolorosa, patrona de la parroquia del Parque Centenario