Caterina Tarabotti

En su testamento, escrito ese mismo año, su madre María Cadena le dejaba una renta anual de 60 ducados, que sería la cantidad necesaria para ingresar en un convento como monja.Durante los años siguientes, Caterina tuvo que luchar por sus posesiones contra su hermano Lorenzo (1610-1661) y los herederos de este.En 1690, al redactar su testamento, Caterina vivía con su sirviente y heredero en el Ospedaletto di San Giobbe, en medio de dificultades financieras.En su libro póstumo, La simplicidad engañada, publicado en Leiden, por Elzevier en 1654, suor Arcangela posiblemente escribe sobre su hermana Caterina, al afirmar: "Que la prueba sea una joven estrechamente relacionada conmigo, dotada de abundante ingenio y talento.En poco tiempo llegó a competir con Apolo en música y poesía, con Apeles en pintura, con Minerva en letras y con la propia naturaleza al esculpir pequeños animales de forma tan realista que, aunque no se muevan ni se vayan volando, uno pensaría que están vivos".