Se levantó en el sitio donde estaba una basílica románica, pero fue severamente dañada durante la Revolución Francesa.Al igual que otros edificios religiosos de la región, el material utilizado fue piedra volcánica —lava negra Liozargues—, lo que le da un color oscuro característico.Durante la Revolución, el edificio fue saqueado y se convirtió en un templo del «Ser Supremo».La catedral solo fue acondicionada de nuevo para el culto católico en 1802.Entre 1846 y 1856, se llevaron a cabo importantes trabajos de restauración.