Entre 1924 y 1972 fue párroco monseñor Guillermo Echeverría, quien con gran celo pastoral llevó a cabo la restauración del edificio existente, a fin de otorgarle la dignidad estética que merecía el templo más importante de la Diócesis.
Las últimas reformas emprendidas en la Catedral, fueron efectuadas a fines de la década de 1970 por el presbítero Félix Arévalo, quien restauró fachada e interiores y reformó el presbiterio dándole el aspecto que actualmente posee.
Cerca del altar, se observan algunos vitrales que ilustran a Nuestra Señora del Carmen y otras escenas bíblicas y de vidas de santos.
Al presbiterio se accede por gradas de mármol blanco, atravesando el comulgatorio, también del mismo material.
Al centro del presbiterio está el Altar Mayor, custodiado por candeleros de bronce.
Al lado izquierdo del presbiterio está la Capilla del Santísimo Sacramento, de líneas sencillas, en la que se observa, en una pared lateral, un óleo colonial que ilustra la Circuncisión de Nuestro Señor.