El casuario del norte tiene unas dimensiones similares pero presenta mucho menos dimorfismo sexual.
Así, conforme el ave pasea por su territorio, comiendo, bebiendo, lavándose y defecando, lleva de un lado a otro del bosque las semillas.
Así pues, los casuarios son un importante vehículo de diseminación y para muchos árboles, el único.
Es capaz de digerir algunas frutas que son tóxicas para otros animales.
Este grosor es suficiente para evitar que la humedad se fije en los huevos.
Su superficie es granulada y en un principio tiene un color verde brillante, aunque con el tiempo pierde intensidad.
[12] Si se provoca a un casuario, sus garras afiladas son capaces de matar humanos y perros.
[15][16] En Estados Unidos en abril de 2019, un casuario mantenido como mascota mató con sus garras a su dueño quien momentos antes se había tropezado en su patio y caído al suelo.
El emparejamiento tiene lugar en época de cría, normalmente a finales del invierno o primavera.
Tienen una superficie granulada y son inicialmente de color verde pimienta brillante, aunque se desvanecen con el tiempo.
[18] Algunas de las amenazas a las que se enfrentan son la pérdida de su hábitat por deforestación, animales salvajes que se comen sus huevos, la caza y los atropellamientos.
En 2021, Douglass y colaboradores,[19] publicaron una investigación exhaustiva sobre huevos fosilizados de casuario premoderno, que reveló que el ser humano practicó la domesticación del casuario en Nueva Guinea desde el Pleistoceno tardío-Holoceno temprano.
El análisis no dio indicios de que los seres humanos mantuvieran a los casuarios en corrales, sino que pudieron haber sabido dónde estaban los nidos y cuándo la madre ponía los huevos, de esta manera, recoger los huevos antes de su eclosión y cuidar de las crías hasta que estas alcanzaran la madurez, y muy probablemente luego eran utilizados por sus plumas y su carne.