En 1926 sufrió la reforma con la que ha llegado hasta nuestros días realizada por la familia Ena.
Del antiguo castillo se conserva una sala cubierta por vigas de madera apoyadas sobre arcos apuntados y que presenta dos saeteras.
También la base de torre parece corresponder a las mismas.
[4] El resto del edificio ya correspondería a la reforma del siglo XIX, estando todo el conjunto rematado con almenas.
Posee una graciosa galería de arcos de medio punto en el tercer piso y grandes ventanales con rejas en el segundo.