El castillo se reconstruyó sobre las ruinas de una fortificación árabe del siglo XIV, las cuales estaban sobre restos bizantinos, probablemente sobre un asentamiento militar romano.
Es un castillo roquero porque se sitúa en la cima de una montaña y aprovecha la orografía para hacerse inexpugnable.
Las murallas cierran el perímetro de la cima allí por donde ésta es accesible.
El castillo se forma por la combinación de rocas, acantilados y murallas delimitando un recinto sobre la montaña.
Estos castillos roqueros quedaron obsoletos con la aparición y desarrollo de la artillería.