La fortaleza, que albergaba los tesoros reales, se halla en la localidad de Karlštejn, a 30 km de Praga, en la República Checa, y en la actualidad es un destino turístico muy visitado en Chequia.
En 1421, con motivo de las guerras husitas, los tesoros reales fueron trasladados temporalmente a Núremberg, regresando tiempo después.
En 1480 se realizaron reformas en estilo gótico tardío, y siete años después la torre principal sufrió un incendio.
En 1619, durante la guerra de los Treinta Años los terosos reales fueron trasladados finalmente a Praga.
[2][3] Entre 1887 y 1899, el arquitecto Josef Mocker lo restaura en estilo neogótico, ofreciendo su aspecto actual.