El 1041 la vizcondesa Riquilda donó a su hijo Guislaberto, obispo de Barcelona, todo lo que ella poseía en Freixe.
Al inicio del siglo XII ya encontramos documentada una familia apellidada de Freixe que ocupaba la castellanía.
Ahora, de manera forzada, forma parte del templo, construido posteriormente.
Bastida con guijarros irregulares, ni siquiera desbastados, con otros sillares de piedra pómez.
Dadas las características del edificio, seguramente se construyó en dos etapas consecutivas entre los siglos XI y XII.