Se inició su construcción en el siglo XIV, habiendo sido señores del castillo Alfonso Díez y Gonzalo Gutiérrez.
Se situaba en la línea defensiva del Esgueva y tenía como misión proteger la entrada al valle.
A mediados del siglo XX el que entonces era su propietario, Cándido Moyano, lo vendió al Ministerio de Agricultura.
La administración franquista, a través Servicio Nacional del Trigo, lo rehabilitó para el almacenamiento de cereal.
Se encuentra totalmente restaurado y vacío por dentro, ya que fue silo de cereales en el pasado.