Castillo de Ciria

Por Ciria pasaba una ruta que circulaba desde Bilbilis a Numancia.

Escenario de pactos y batallas, Ciria estuvo vinculada a los conflictos fronterizos entre castellanos y aragoneses, siendo entregada la villa en 1395 a Juan Hurtado de Mendoza por el rey Enrique el doliente, junto con Ágreda, Vozmediano y Borobia, pese a la resistencia de Agreda.

Así mismo esta argamasa se ha utilizado para revocar el exterior del muro.

La muralla conservada se encuentra jalonada por una treintena de almenas, algunas presentan terminación en punta de diamante, y hasta diez saeteras.

El interior del castillo, lo poco que queda, muestra un aspecto quebrado e irregular en altura.