Cash and carry (Segunda Guerra Mundial)

Esta ley permitió que Francia y Gran Bretaña pudieran comprar en Estados Unidos las armas y otros bienes que necesitaban para hacer frente a la Alemania nazi —cuya ofensiva tendría lugar en la primavera del año siguiente—.

Añadiendo a continuación, después de asegurar que Estados Unidos permanecería neutral: «Incluso a un neutral no se le puede pedir que cierre su mente o cierre su conciencia».

[4]​ Sin embargo Roosevelt no podía proporcionar a las dos potencias democráticas ni siquiera ayuda material porque se lo impedían las leyes de neutralidad aprobadas por el Congreso unos años antes a propuesta de los aislacionistas, cuyo posición contraria a que Estados Unidos se viera envuelto en una guerra en Europa, como había sucedido en la Primera Guerra Mundial, predominaba entre la opinión pública y los políticos norteamericanos.

A propuesta suya el Congreso aprobó después de seis semanas de un intenso debate[4]​ una ley que permitía vender armas y otros bienes a los países envueltos en una guerra si éstos pagaban en efectivo y se encargaban ellos mismos de transportar lo comprado por sus propios medios asumiendo así todos los riesgos.

Además abría un interrogante de cara al futuro: cuando Francia y Gran Bretaña se quedaran sin efectivo, ¿qué haría Estados Unidos?

El presidente Franklin D. Roosevelt en el acto de colocación de la primera piedra del Monumento a Jefferson en Washington D. C. celebrado el 14 de noviembre de 1939, solo diez días después de la firma de la Ley cash and carry .