En la puerta principal, la cual necesita pintura, se encuentra tallada la imagen de un ojo.
El interior es parecido al exterior, por dentro se encuentra desodernada y sucia.
Cada habitación descrita en el libro es sucia, tenue, y desagradable para estar dentro de ella.
Se tomó en cuenta a este como el tazón de azúcar o azucarero.
La habitación en la que los niños Baudelaire permanecen mientras viven en la casa del Conde Olaf es una pequeña, sucia habitación con una sola cama, una ventana quebrada, un par de cortinas, un refrigerador vacío (en la que los niños guardaban su ropa), y un pequeño montón de piedras, para que se entretengan (como el Conde Olaf lo dijo).