Las primeras son hechas a mano, generalmente de troncos pelados y sin realizar cambios en su apariencia, tal y como estaban en los árboles.
Las segundas son moldeadas, es decir hechas con un molde, donde los troncos han pasado por un proceso de manufacturación que convierte los troncos y los homogeneiza en tamaño y apariencia.
Las casas hechas a mano se han construido durante siglos en Escandinavia,[1] Finlandia, Rusia[2] y Europa Oriental.
Se trataba de construir una casa con árboles, un hacha y un cuchillo[3] Los colonizadores escandinavos de Nueva Suecia llevaron este arte de la construcción a Norteamérica a principios del siglo XVIII, donde fue rápidamente adoptado por otros colonizadores y nativos americanos.
En la década de 1920, aparecieron en el mercado las primeras casas moldeadas, utilizando maderas precortadas y torneadas por máquinas.