Obteniendo dotes, captando herencias, comprando cuanto haga falta, jugando un juego subtil y a veces peligroso en el conflicto que opone desde el finales del siglo XIII al rey de Inglaterra, duque de Aquitania, con el rey de Francia, en unas décadas los Albret pasan a contar entre los más potentes señores del ducado.
El apogeo de su ascensión se ubica en los siglos XV y XVI.
Su nueva pujanza les permite reivindicar en su momento la herencia del ducado de Bretaña.
Este nuevo territorio y diversas posesiones (Bearne, Foix, Bigorra, Tartas, Castres, Dreux, etc.), les da un verdadero rol político en el siglo del Renacimiento.
No llegan a conservar intacto su reino de Navarra que fue invadido.