Casa palacio Gastón de Iriarte

[3]​ Buena parte de la fortuna que amasaron los baztaneses revirtió en el valle.

Así fue como saldaron deudas, aumentaron sus propiedades, reformaron sus casas o las construyeron de nuevo.

La casa es una entidad ligada a un lugar concreto y con vocación de permanecer.

La troncalidad de la casa se sujeta en la convivencia de dos generaciones: la del dueño mayor y la del heredero, que sería nombrado sucesor al contraer matrimonio.

Se casó con María de Arrechea y tuvo con ella al menos un hijo: Pedro (1606-1632).

Los veinte años transcurridos hasta que por fin fue elegido el sucesor tuvieron como consecuencia el gran deterioro de la casa.

[5]​ El mayor de ellos, Juan Bautista Echeverría y Latadi (1744-1816), emigró a los 13 años de edad a México donde durante casi treinta años hizo fortuna dedicándose al comercio.

[5]​ Empeñado en conseguir la aprobación para su enlace con María Micaela, se afanó en conseguir la casa vecinal que lo haría posible.

Para Juan Bautista, la boda con María Micaela supuso un ascenso social considerable.

Gracias a este enlace, pudieron superarse las penurias económicas de la casa, dando paso a un tiempo nuevo en el que la familia Gastón de Iriarte recuperaría su posición e influencia en Baztán.

El paramento luce balcones corridos en las dos alturas superiores y una ventana en el segundo piso que se diferencia del resto por estar encajada entre pilastras.

En el cuerpo inferior, la puerta presenta un arco de medio punto y está flanqueada por columnas toscanas.

[9]​Con estos símbolos, el Ayuntamiento distinguía a sus vecinos más ilustres, aquellos que habían hecho fortuna en la Corte madrileña y en el Nuevo Mundo.