Este último, al morir, heredó en 1901 la casa a su esposa, Paula Huerta de Sevilla.
Su fachada, simétrica y lisa, está rodeada por un lambrín de cantera y por sus extremos una pilastra adosada se eleva hasta el segundo nivel.
Hay cinco vanos en la planta baja, el del centro es más alto que los otros cuatro ya que corresponde a la entrada principal.
En la parte superior hay tres vanos protegidos por barandales de hierro y fungen como ventanas.
El edificio se distribuye en dos patios y tres crujías en forma de "C".