Algunos fabricantes añaden además contactos electrónicos y un chip que se comunica con la impresora.
Estos se utilizan en impresoras para contener la tinta o el tóner.
Los cartuchos suelen ser propios de la marca y casi siempre también del modelo; no existe la estandarización.
El objetivo de ambos, por distintos caminos, es el mismo: llevar la tinta a la hoja para que podamos ver la imagen.
Ese es el sistema utilizado por fabricantes como Hewlett-Packard, Lexmark, Xerox y Canon.
Sistema utilizado por Epson, emplea un cristal piezo-eléctrico que cambia de forma con la electricidad.
Los conjuntos más comunes actualmente son: Y también en el caso de las impresoras fotográficas: Algunos cartuchos incluyen también el cabezal que corresponde al dispositivo que mediante pequeñas diferencias de voltaje calienta la tinta lo suficiente para generar las micro gotas que colorean el papel de acuerdo a la impresión solicitada.
Por el contrario, las impresoras láser no tienen cabezales de impresión para obstruir o reemplazar con frecuencia, y por lo general puede producir muchas más páginas entre los intervalos de mantenimiento.
Esta práctica disminuye la generación de la basura que representan los cartuchos originales agotados.