Su función principal era el apoyo y acompañamiento de la infantería.
Eran más pesados debido al aumento de su blindaje y por lo tanto más lentos, pero dado que acompañaban a la infantería eso no era una pega.
Una vez alcanzadas las líneas enemigas otros carros más rápidos tomaban la iniciativa.
Todos tenían una tripulación de dos hombres y eran similares al Matilda I en peso y armadura pero estaban mejor armados que sus homólogos ingleses, con cañones de 37 mm y ametralladoras coaxiales.
El concepto fue abandonado al comprobar la necesidad de que los carros de combate pudieran cumplir diversas funciones sin necesidad de tener que recurrir a modelos distintos para situaciones distintas.