El día de su fallecimiento, el Conservatorio abrió sus puertas para que alumnado y profesorado del centro pudieran darle su último homenaje.
[4] Este debut se produjo por casualidad, ya que Piñeiro precisaba cubrir la ausencia de su primera tiple y le presentaron a la joven, que ya entonces tenía fama de poseer una buena voz aunque todavía no había cantado en público.
Tras el éxito obtenido en esa función, el propio Piñeiro le entregó dos coronas de flores diciéndole: "Todas las noches antes de acostarse contemplará usted bien estas coronas, que recibió sin merecerlas; usted posee dotes suficientes para llegar algún día a obtenerlas bien merecidas.
[1] Pocos meses después se presentó con esa misma compañía en el Teatro de la Zarzuela,[5] donde comenzó a destacar en este género.
Posteriormente realizó estudios de solfeo y canto en París, residiendo con la familia durante varias temporadas en Auteull.
[3] De esta noticia se hizo eco la revista madrileña La Escena, «el teatro valenciano reunió un personal, tanto para las funciones ordinarias como extraordinarias, como nunca tuvieron en Valencia».
[7] Ese mismo año también estuvo en Avellino (Italia), cantando Il Trovatore de Verdi.
Fue precisamente en este último teatro donde Carolina Casanova dejó un especial recuerdo, por lo que sería recordada después de varias décadas su paso por el escenario montevideano con nostalgia por la prensa musical de la ciudad y en el periódico Montevideo Musical.
Al año siguiente se marchó a Italia, no sin antes actuar en el Teatro Jovellanos y en el Conservatorio de Madrid.
[13][14][15] Con todo, fue su segunda temporada en Barcelona la más destacada, interpretando una muy aplaudida Lucrezia Borgia junto con Julián Gayarre.
En esas dos temporadas la soprano gallega compartió escenario con el tenor navarro Julián Gayarre[16] con quien actuaría en numerosas ocasiones a lo largo de su carrera.
[7] Además, Carolina Casanova sumó en esta etapa a su repertorio Don Giovanni de Mozart, e interpretó también Marina y tres nuevas piezas del compositor navarro Emilio Arrieta en Londres y posiblemente también en San Petersburgo.
[17] Carolina Casanova regresó a Rusia en 1884, después de firmar un contrato para cantar en Moscú tras finalizar la temporada en el Liceo y cantar en París Lucrezia Borgia en un doble debut junto con Julián Gayarre, que contó entre los asistentes con el escritor Alejandro Dumas, y que fue muy aplaudido.
La diva vivió muchas temporadas en la capital francesa, al estar contratada en su teatro italiano, y la prensa española de la época hizo referencia con frecuencia a sus viajes a París al finalizar sus actuaciones o giras.
[15] En 1886 volvió a ser contratada por el Covent Garden, y al año siguiente La Correspondencia se hizo eco de que Carolina Casanova era contratada por cuarta vez por el teatro londinense, en el que cantaría, entre otros títulos Semiramide, que regresó al Teatro Imperial de San Petersburgo, inaugurando temporada de otoño y el carnaval con la ópera Norma.
Su interpretación le valió un nuevo éxito y el crítico del Diario de San Petersburgo llegó a compararla en muchos aspectos con Giuditta Pasta, considerada en el momento la Norma modelo.
El crítico ruso afirmaba:[19] La temporada 1887-88 fue la última en la que Carolina Casanova actuó en el Liceo, coincidiendo con la Exposición Universal de 1888.
Allí fue de nuevo l mejor Valentina en Les Huguenots en mayo, en junio Lohengrin y finalmente Lucrezia Borgia.
[15] La soprano ferrolana mantuvo una fructífera relación profesional con el tenor navarro, y posiblemente también de amistad.
Casanova hizo valer sus méritos y en una carta dirigida al director general de instrucción pública, posiblemente el director afirma que los méritos alegados son ciertos y manifiesta que la considera apta para desempeñar la cátedra.
Con todo, aún tuvo que esperar para conseguir una respuesta por parte del conservatorio madrileño.
[15] Carolina Casanova consiguió su plaza por los méritos presentados y no por superar un examen, como puede deducirse en un documento oficial en el que la frase «practicó los ejercicios con nota de» viene escrito a mano «fue nombrada por concurso».
Su sepultura está localizada en el llamado Patio de Santa Gertrudis, donde también se encuentran los compositores Federico Chueca y Ruperto Chapí, así como Jorge Ronconi, a quien sustituyera Carolina Casanova en el conservatorio.
[25] La soprano ferrolana era descrita como una cantante completa también por Enrique Sánchez Torres, quien además destacaba sus interpretaciones de Giacomo Meyerbeer, y en 1891 en Nueve músicos clásicos y seis artistas españoles la definió como una de esas personas que:“ Llenan el teatro...
Todo en ella era exuberante: lla voz, a figura, el arte... es tan valiente que es capaz de ir con Stagno y Uetamal fin del mundo... dramático musical... Su «salva Raúl» es de esas frases que hacen recordar siempre a una artista...