Su éxito solamente puede ser comparado a la popularidad que alcanzó la Conga de salón en los Estados Unidos y Europa durante los años treinta, o a las líneas de Conga popularizadas por Desi Arnaz en los años cincuenta.
[6] Otra importante celebración donde participaban los cabildos fue la que se celebraba los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, los cuales se convirtieron en días festivos conocidos como Carnestolendas o Carnaval.
[7] En 1697, el italiano Gemeli Careri mencionaba esas celebraciones: “…el domingo 9 de febrero los negros y mulatos, con pintorescos atuendos, formaron una congregación para divertirse en el carnaval.” Según Virtudes Feliú: “…Este es el dato más antiguo relativo a las comparsas tradicionales habaneras y deja en claro que efectivamente los negros y mulatos se divertían en las Carnestolendas que celebraban los hispánicos y sus descendientes, vistiendo para ello ropas inusuales propias de estos festejos y en una agrupación o colectivo que Careri denomina “congregación”, seguramente porque no se usaba aún (o él desconocía) el vocablo actual de “comparsa”.
A la izquierda, en un famoso grabado de Miahle, 1855, llamado Día de Reyes, se encuentra un tamborero tocando a horcajadas un tambor cilíndrico y otro hombre detrás con sombrero, soplando un cuerno encorvado.
El barullo es inmenso, su aspecto horroroso… El ruido creado por todos los tambores, los cuernos [bocinas o cornetas] y los silbatos aturden a los transeuntes en todas partes; en una esquina un rey Yoruba rodeado por su falange de negros, aquí un Gangá, y allá otro de la nación Carabalí… todos ellos reyes por un día, cantando en tono monótono y desagradable en sus lenguas africanas.”[13] Al inicio de la guerra de independencia, en 1895, las autoridades coloniales suspendieron todas las actividades carnavalescas indefinidamente, y esa prohibición se mantuvo en efecto hasta la conclusión de las hostilidades a principios del siglo XX.
Por primera vez los negros cubanos fueron autorizados a ejecutar su música y sus danzas junto a las comparsas de blancos como El Alacrán, los carros modelo T cubiertos de flores y las carrozas.
Entre los años de 1990 y 1995 se realizaron aisladas representaciones, las cuales estuvieron ligadas a eventos políticos.
[24] El estilo musical de la Conga habanera es distinto del de la Conga santiaguera, y quizás el elemento que más diferencia a estos estilos es un peculiar acento rítmico dentro del compás de cuatro por cuatro, que es ejecutado en el bombo habanero o en la conga (tambor) santiaguera respectivamente.
En la Conga santiaguera se acentúan más los tiempos fuertes del compás, induciendo de esa manera a una poderosa sensación de impulso, que incita a mover los pies junto con la pulsación rítmica.