La familia Polo y Martínez-Valdés no veía con buenos ojos el noviazgo de su primogénita con Franco, a quien consideraban «poca cosa» para su hija, y preferían casarla en el seno de la aristocracia ovetense.
Franco se había convertido en el militar más prometedor del momento y también en uno de los más condecorados cuando regresa con un permiso de cuarenta días y la autorización Real para casarse.
Fue padrino el rey Alfonso XIII, representado por el general Antonio Losada, gobernador militar de Asturias.
[4] En julio de 1936 al estallar la Guerra Civil, Carmen y su hija partieron rumbo a Francia, bajo nombres supuestos, pues los padres temían que María del Carmen pudiera ser secuestrada.
Fueron trasladadas por el contralmirante Fernando Balén, futuro director del Instituto Hidrográfico de Cádiz.
Allí las esperaba el comandante Antonio Barroso, quien las trasladó a Bayona, donde se refugiaron en casa de su antigua institutriz, Claverie.
Durante la etapa franquista será famosa la afición de la Señora por los regalos y la más fina joyería, especialmente los collares de perlas,[5] lo que hizo que fuera apodada despectivamente como «la Collares» en algunos círculos.
Carmen Polo veía con buenos ojos este matrimonio que podía convertir a su nieta en reina de España.
[2] Sin embargo, tras el asesinato del almirante Carrero Blanco sí logró influir en su marido para que Carlos Arias Navarro fuera nombrado nuevo presidente del Consejo de Ministros: Con la muerte de Franco, las cosas cambiaron radicalmente para la familia.
[14] El Gobierno español no envió mensaje ni representante alguno,[14] aunque los reyes Juan Carlos I y Sofía sí asistieron al entierro.