Carlos Miguel Jiménez

Una vez en Asunción, estudió en el Colegio Nacional de la Capital, donde participó activamente en movimientos que reclamaban la defensa del Chaco.

En la capital porteña conoció a grandes figuras del arte paraguayo con quienes alternó y logró trabajar su bellísima vena poética: José Asunción Flores, Mauricio Cardozo Ocampo y Félix Pérez Cardozo, entre otros.

Su total desapego hacia las cosas materiales lo llevó a devenir en un menesteroso y a vivir de la caridad pública, sin que por ello perdiera su visión optimista acerca del futuro de su patria, a la que amó profunda y visceralmente.

Humanista decidido e identificado fielmente con el buen destino del hombre, nos cantó en versos claros y rotundos las penurias y las necesidades de nuestro pueblo y esa honradez y valentía le fueron pagadas con la prisión... Carlos Miguel Jiménez, que no se amilanaba por nada, se largó a los caminos a seguir buscando el sueño de todos.

Recibió el Premio Nacional de la Música en 1997 por su composición “Mi patria Soñada”.