Carlos II de Borbón

Como hijo menor, Carlos estuvo destinado a la vida eclesiástica de niño; él mismo, no tenía vocación alguna por el poder y los honores a los que fue elevado, y fue más conocido por sus incorrecciones (tuvo una hija ilegítima) que por su piedad.

[1]​ En cuanto a sus mencionadas incorrecciones, no solo tuvo una hija ilegítima, sino varios hijos más que trató de hacer desaparecer para evitar la vergüenza pública.

Carlos murió ese mismo año en misteriosas circunstancias, tras un súbito colapso en su casa de Lyon.

El breve tiempo durante el que retuvo el título, del 1 al 15 de abril, fue ratificado póstumamente cuando Carlos, duque de Borbón accedió al ducado como Carlos III.

Enterrado en la Catedral de Lyon, su tumba fue descubierta en 1816.