A pesar de que su talento era indudable, pues sus presentaciones en las ciudades europeas más importantes fueron muy exitosas, Piatti nunca se caracterizó por reunir grandes públicos.
Cuando se enteró de la grave situación del joven, Franz Liszt lo invitó a aparecer como artista invitado en uno de sus recitales; maravillado por sus capacidades, y viendo lo que este podía hacer usando un instrumento prestado, Liszt decidió regalarle un hermoso instrumento nuevo.
Tras elegir la primera, Piatti fue enviado a donde su tío-abuelo Zanetti, un reconocido violonchelista, para recibir adiestramiento en el instrumento.
Antes del inicio de la siguiente temporada, Zanetti falleció, y su joven sobrino fue elegido como su sucesor en la orquesta.
Estando en Pesth cayó enfermo, y, no teniendo fondos de reserva, se vio obligado a vender su violonchelo para subsistir.
El viaje de regresó requería una parada en Múnich, y allí Piatti conocería a Franz Liszt.
Él le explicó su situación al pianista, y este de inmediato lo invitó a tocar en un concierto que daría en esos días.
Piatti permaneció en Londres seis semanas, y durante ese tiempo se presentó en ocho conciertos, dejando una imagen muy alta de sus habilidades.