Estando en el Blanco el Almirante Galvarino Riveros y conociendo las velocidades de los buques peruanos, no cayó en la trampa, por lo que decidió dar caza a la cañonera Pilcomayo, ordenando al comandante del Blanco, Capitán de Corbeta Luis Anacleto Castillo Goñi, perseguirla a máximo andar.
Estando a 5.000 metros, la Pilcomayo abrió fuego en elevación sin dañar al Blanco.
El blindado chileno no rompió fuego hasta los 4.200 m, alcanzando el pico del palo trinquete de la corbeta peruana.
Iniciado el incendio, detuvo el buque y arriaron los botes para embarcar a la tripulación.
El Almirante chileno Riveros al ver señales con banderas blancas que se hacían desde los botes, dispuso cesar el fuego y parar la máquina para que el Teniente Roberto Goñi abordara el buque peruano.
Abordada la Pilcomayo, Goñi reemplazó el emblema peruano por el chileno y dedicó todos sus esfuerzos para salvar la nave, atracándola al Blanco de modo que con sus bombas de achique impidiera su hundimiento y simultáneamente reforzar al personal que apagaba los incendios.
En dos horas lograron tapar las vías de agua con hombres buzos y apagaron los incendios.