Félix Arenas Gaspar

Al llegar a Batel encontraron un escuadrón del Regimiento de Cazadores Alcántara número 10, que venía en retirada e informaba a todo el que pretendía incorporarse a Dar Dríus que el camino estaba cortado por el enemigo.

En el camino encontró a un sargento de Infantería herido en una pierna al que no conocía; Arenas le cedió su caballo y él se volvió a la posición de Tistutin.

Arenas dirigió con serenidad las operaciones de retirada hacia el valle, siempre en el puesto de mayor peligro, y logró que la columna entrara en Monte Arruit, sosteniendo una dura lucha contra un enemigo muy numeroso y dirigiendo un fuego metódico y disciplinado contra los rifeños.

La batería del capitán Blanco está a punto de ser tomada por el enemigo.

Cuando lograron entrar en Monte Arruit, varios oficiales (tenientes Calderón y Sánchez) testigos de estos hechos pidieron a gritos la Laureada para Arenas ante el general Navarro.

Por su heroica actuación, fue recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando a título póstumo.

En 1924 le fue concedida a título póstumo la Cruz laureada de San Fernando.

En 1928 se inauguró en Molina de Aragón, en un acto al que acudió el rey Alfonso XIII y parte de su Gobierno, un monumento dedicado a Arenas, obra del escultor Coullaut Valera, que sigue en pie.