Capitán de amigos

Generalmente, de acuerdo a las investigaciones históricas más recientes, detentaba el cargo un soldado del ejército español regular que vivía entre los aborígenes.El origen del cargo se vincula al Parlamento de Quilín de 1641, donde los españoles solicitan a la población indígena "que admitiesen en cada tribu un capitán español que les hiciera justicia y que tomara su representación cerca del gobernador".[1]​ Andando el tiempo, los capitanes de amigos comenzaron a asumir otras funciones anexas, tales como persuadir a los mapuche en el sentido de aprender la doctrina cristiana y morigerar sus rudas costumbres, y resolver conflictos usuales entre ellos.De esta forma, sólo los misioneros pudieron contar con ciertas garantías (muy precarias, por cierto) para adentrarse en tierras indígenas.Estos hábitos fueron criticados con bastante acritud por las autoridades, quienes temían que los capitanes de amigos pudieran transformarse en potenciales enemigos, o, cuando menos, aleccionaran a los mapuche para atacar a los españoles.