En un principio le concedieron el solar donde iba a construirse la capilla de la Resurrección, pero las reclamaciones de Matías Mutenhoamer, propietario de esta capilla, seguramente hicieron que la capilla se construyera en este lugar.
[1] La capilla fue diseñada por Hernán Ruiz II, apreciándose su influencia en la bóveda ojival, idéntica a la de la capilla de la Resurrección, y en los contrafuertes que flanquean el retablo, aunque su mayor amplitud le permitió realizar dos arcos con decoración renacentista.
Las pinturas del retablo fueron realizadas y concluidas por Gabriel Rosales en 1578.
En el espacio central del retablo está colocada la representación del árbol de Jessé, obra de considerable tamaño y de gran calidad, en cuyo complicado esquema compositivo prevalecen claramente las imágenes de la Virgen María y del Niño Jesús.
[1] Flanqueando el lienzo en el que se representa el árbol de Jessé, se encuentran las imágenes, colocadas entre los intercolumnios de las columnas que sostienen el cuerpo superior del retablo, que se encuentra coronado por una imagen de Cristo Crucificado, flanqueado por escudos nobiliarios, de San Pedro, San Juan, San Andrés y San Sebastián.