Conductos semicirculares
Los conductos semicirculares (o canales semicirculares) son una estructura óseo-piloso-tubular clasificada en algunas fuentes como el órgano del equilibrio y en otras como una especie de organelo linfático asociada al oído interno como un todo, que regula la importante función de mantener el equilibrio dinámico y estático del cuerpo humano en los planos vertical y horizontal de los ejes x, y, z; versus la aceleración angular y lineal respecto del plano situacional.Se denomina conductos semicirculares al órgano del oído interno que junto con el sáculo y utrículo determinan el equilibrio dinámico del cuerpo humano.Son básicamente dos compartimientos, como se mencionaba, uno llamado sáculo y el otro llamado utrículo, y tres tubos óseos huecos llenos de un líquido prístino llamado endolinfa, dispuestos en ángulo recto uno respecto del otro, en tres planos: los dos de posición vertical son los conductos semicirculares membranosos anterior y posterior, y el horizontal, el conducto semicircular membranoso lateral.[3] Tal posición hace posible que detecten la aceleración o desaceleración rotacional.El encéfalo comunica al cerebro la situación posicional y las aceleraciones angulares del cuerpo detectadas en los conductos semicirculares, señales que además son asociadas a la información visual, y táctil que registran nuestros sentidos, este conjunto de información se entrega al cerebro como concepto de equilibrio.